AQUEL DÍA SERÍA HISTÓRICO. Por primera vez, el domingo 6 de junio de 2004, dos argentinos se enfrentaban en una final de Grand Slam. Nada menos. Y en Roland Garros, el torneo predilecto para los tenistas surgidos y formados por estas latitudes.

“Todo lo que pasó fue de ciencia ficción", contó alguna vez Gastón Gaudio, el hombre que se llevó la gloria aquel domingo en París, en el mítico estadio Philippe Chatrier, quizá contra todos los pronósticos. 

21 años del momento más glorioso de la historia del Tenis Argentino

Porque enfrente estaba Guillermo Coria, el jugador más destacado sobre polvo de ladrillo hasta la irrupción de Rafael Nadal. El rival a vencer. Un prototipo destinado a convertirse en el número uno. Un genio con raqueta que jugaba en patines, hacía maravillas con su revés y desquiciaba a cada rival que se le oponía en una cancha de color naranja.

Hasta ese recordado domingo Gaudio, por entonces número 44 del mundo, había jugado el torneo de su vida y sabía que era el momento de escribir su nombre en la historia grande. Sin ser preclasificado se abrió camino mientras explotaba lo mejor de su repertorio sobre el polvo de ladrillo parisino. 

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En la primera ronda venció en cinco sets a Guillermo Cañas, en un partido que se suspendió por falta de luz; luego eliminó de forma sucesiva al checo Jiri Novak (14°), al sueco Thomas Enqvist (65°) y al joven ruso Igor Andreev (77°) para avanzar a los cuartos de final.

Quizá haya jugado el mejor tenis de toda su carrera en los dos partidos posteriores: sólido y aplastante triunfo por 6-3, 6-2 y 6-2 ante Lleyton Hewitt (12°) y una exhibición de canchas lentas frente a David Nalbandian (8°) para ganarle por 6-3, 7-6 (5) y 6-0 en un choque cuyo tie break del segundo parcial desató el enojo del cordobés porque Gaudio sirvió dos veces seguidas del mismo lado.

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Fueron tres horas y media que lo tuvieron todo y mucho más. Nadie pudo haber imaginado todo lo que sucedió durante el desarrollo del partido: drama, suspenso, los calambres de Coria, un tenis de alto vuelo, jugadas de otro planeta, un quinto set que quedaría grabado en el imaginario colectivo y, como si fuera poco, los dos match points que tuvo el Mago con dos pelotas que no tocaron las líneas sólo porque el destino no lo tenía planeado.

Gaudio se consagró 0-6, 3-6, 6-4, 6-1 y 8-6 en un partido que generaría un giro total en la vida de ambos para siempre.

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