Milton Soria y la aventura de estar más de un año en la Antártida
El joven, que trabaja en el Servicio Meteorológico Nacional, estuvo en el sur argentino realizando observaciones del campo magnético de la tierra.
Milton Soria, trabajador del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), estuvo poco más de un año en la base Orcadas ubicada en la Antártida. Lejos de su casa, lejos de su familia, en un lugar con temperaturas que alcanzan los 40 grados bajo cero, con vientos de hasta 200 km/h.
Soria visitó el programa Es un Montón, que se emite por Canal 10 y el streaming de los SRT Media, y contó parte de la experiencia que vivió junto a otras 26 personas que también fueron a trabajar a ese sector del país.
El joven es observador geo magnético y logró formar parte del viaje tras inscribirse en una convocatoria del SMN para participar en las campañas antárticas. “Era un sueño que tenía desde joven”, contó.
Su tarea era monitorear el campo magnético de la tierra y enviar los informes correspondientes. Todo durante un año en el que solo compartió su día a día con las otras 26 personas que formaron parte de la campaña. “Uno forma una familia”, señaló Soria respecto a esa experiencia.
Un viaje cargado de desafíos
Las reacciones a un viaje de esa índole son distintas. Al principio hay muchas sorpresas pero luego de un tiempo el entorno se vuelve conocido y uno empieza a extrañar. El recorrido comienza en Ushuaia, desde donde navegaron tres días para llegar a la base argentina.
Para evitar los mareos, dado que es un viaje con mucho movimiento por el estrecho Paso de Drake, se toman medicamentos. Además, Milton decidió pasarlo en su camarote acostado.
Al llegar, descargan la comida para todo el año, sus elementos de trabajo y se acomodan en la casa principal construida. Es un espacio moderno, con buena calefacción. La delegación cuenta con un cocinero que, para el cumpleaños del joven, hizo milanesas con papas fritas.
Los trabajadores tratan de mantener una rutina similar a la que tienen en su día a día pese a que allá los horarios son muy extraños: en verano solo hay una hora de oscuridad, mientras que en invierno solo hay seis horas de sol.
Es importante acompañarse porque no tenían relación con otras bases. “Los vínculos ayudan a sostenerse emocionalmente”, aclaró Soria. Además, si bien hay señal de celular y eso permitía realizar llamadas, el internet es escaso.
Otra de las cuestiones que pudo disfrutar Milton fue la presencia de una gran cantidad de fauna, principalmente en el verano. Pudo ver lobos marinos antárticos y pingüinos, siempre con la regla clara de no intervenir con la naturaleza.
Al día de hoy, el joven, que pudo cumplir su sueño, está en un proceso de adaptación. Volvió en marzo, con otro clima, otros horarios y con el reencuentro de sus seres queridos. Pero con la certeza de la importancia que tiene la presencia argentina en ese punto del mundo.